Hace un par de años andaba participando en un festival de teatro, en el cual me tenía muy interesado por todo el arte y colorido que emanaba de dicha actividad.
El grupo con el cual participaba estaba atento a todas las puestas en escenas que se presentaban pero hubo una pequeña compañía que nos llamo mucho la atención, por lo que nos sentamos en las primeras butacas para ver su presentación, de pronto aparecieron dos jóvenes en escenario, uno con diferentes y peculiares instrumentos, el otro cargado de expresiones y alegría, eran cuentacuentos:
“Hace mucho tiempo en una ciudad pequeña pero hermosa, vivía un niño chiquito y regordete, llamado “Juanito” el cual por la franqueza y crueldad infantil de sus compañeros, era molestado como el gordo del salón. Ese tipo de apelativos había hecho de Juanito un niño introvertido y solitario pues prácticamente no tenía amigos.
Un día, en el salón de clases la profesora entra con una niña que tenía un vestido largo, blanco y con puntos negros, y dice:
- Niños, su atención por favor, tenemos una compañerita nueva su nombre es María, por favor démosle la bienvenida.
- Bueno días María - todo el salón al unísono le da la bienvenida a la niña nueva.
- Elije el asiento que desees y acomódate María - Dice la profesora.
Por cuestión del destino y mucha suerte, María vio un lugar desocupado al lado de Juanito, tal y como le habían dicho se acerco y acomodo, volteando a mirar a Juanito brindándole una hermosa sonrisa en señal de cordialidad y de amistad.
Juanito por su lado se puso muy nervioso e hizo como si no la hubiera visto, como si la sonrisa no fuera para él e ignora completamente el gesto de amistad que le ofrecían.
Pasado este primer bochorno, a la hora de recreo como siempre, Juanito estaba solo mirando como los demás niños jugaban, de pronto siente una mano que le toca el hombro:
- Hola soy María – con una enorme sonrisa – somos compañeros de salón, ¿Cómo te llamas?
Juanito helado al ver la figura de la compañerita nueva, trato de ser firme en su respuesta pero sintió esa sensación cuando la voz se te quiebra.
- Ju ju ju anito – muy nervioso por ser la primera vez que alguien se le acerca de esa forma y mucho más nervioso por ser niña.
- Mucho gusto Juanito quieres ser mi amigo, es que como soy nueva en el colegio, no conozco a nadie, me gustaría alguien con quien hablar…
De esa forma Juanito y María iniciaron una hermosa amistad y siempre los veían juntos. Donde estaba Juanito estaba María y donde estaba María estaba Juanito.
Un día como cualquiera a la hora de recreo María le dice a Juanito:
- Te tengo un regalo – mete la mano al bolsillo y saca un regalo pequeño, muy bien envuelto
- ¿Para mí? Pero hoy día no es mi cumpleaños, ni tampoco es navidad
- Solo quise regalártelo. Toma – le da el regalo en las manos mientras baja la mirada en señal de timidez.
Juanito muy emocionado pero a la vez muy discreto, corre al salón de clases abre su mochila y guarda el regalo con mucho cuidado.
Llegada la hora de salida Juanito lo primero que hacer es despedirse de María y sale corriendo con rumbo a su casa, corre por toda la calle, llega a su casa, saca su llave, abre la puerta, sube las escaleras, llega a su cuarto, abre su mochila, saca el regalo y con mucha delicadeza lo abre.
Mira fijamente el regalo y con mucha extrañeza nota que era un “Cristalito Azul” en forma de cuadrado.
“Que regalo para más extraño, a quien se le ocurriría regalar un Cristal de color azul de forma cuadrada – se dice así mismo Juanito – pero bueno, un regalo es un regalo, ya le encontraré alguna utilidad”
Al día siguiente en el colegio, en la hora de recreo, Juanito se acerca a María y le dice:
- María el regalo de ayer estuvo muy bonito, muchas gracias eras una niña muy buena.
- Qué bueno que te haya gustado tu regalo Juanito, pero ¿qué crees? Hoy día también te tengo otro regalo – le entrega otro objeto muy bien envuelto en las manos de Juanito.
- ¿Otro regalo para mí? Pero María que hecho para que me des otro regalo.
- Es por el aprecio enorme que te tengo…
Igual que el día anterior Juanito corre al salón y guarda el regalo en la mochila. Nuevamente, suena el timbre de salida y Juanito corre a su casa, llega a su casa, saca su llave, abre la puerta, sube las escaleras, llega a su cuarto, abre su mochila, saca el regalo y lo abre.
Mucho más extrañado mira el regalo, era un “Cristalito Azul” pero esta vez en forma esférica.
“Otro cristal azul, que pasa con esta niña, acaso le gustaran los cristales azules. Como dice el dicho a caballo regalado no hay que mirarle el diente”.
De la misma forma al día siguiente Juanito le agradece a María por su gentileza con los regalos consecutivos.
- Hoy día te tengo otro regalo – dice María.
- ¿Otro regalo? – muy extrañado responde Juanito.
- Si, espero que te guste como los otros dos.
Igual que los días anteriores, Juanito guarda el regalo en la mochila, espera la hora de salida, corre a su casa, llega a su casa, saca su llave, abre la puerta, sube las escaleras, llega a su cuarto, abre su mochila, saca el regalo pero en comparación de los días anteriores, esta vez era…
“¡Otro cristalito azul y de forma triangular! – se dice Juanito – que niña para más extraña regalando cristales azules, acaso nadie le abra enseñado el termino de la palabra regalo”.
Así semana tras semana, María le regalaba un cristalito azul a Juanito, de diferentes formas: Cuadrados, esféricos, triangulares, rectangulares, rombos, trapecios; una infinidad de formas para los dichosos cristalitos azules.
Hasta que un día Juanito, muy enojado, decide reclamarle a María el motivo por el cual le regala tanto cristalito azul.
- Juanito hoy día también te tengo otro regalo – dice María.
- ¿No me digas? – Sarcásticamente – ya pues dámelo.
Sin ningún tipo de recato abre el regalo en frente de María.
- ¡Otro cristalito azul!, María dime ¿por qué me das tanto cristalito azul?, tengo cristalitos de todas las formas y a cantidades, no sé qué hacer con todos ellos, ya me cansé de que me regalaras tanto cristal azul que no tiene ninguna utilidad.
María muy avergonzada y con los ojos llorosos responde:
- Pues si quieres saber el motivo, te lo voy a contar. Cuando yo era más pequeña hice un juramento, que el día en que me enamorara del primer hombre en mi vida le voy a regalar... - muy triste - "el cielo en pedacitos".