Despierto por la mañana, escucho
el sonido del celular, el sonido característico de un mensaje de texto. Entre
sueños maldigo el momento que compré el dichoso aparato y a la vez estiro mi
brazo sin abrir los ojos intentando buscarlo. Al encontrarlo, leo un mensaje de
un número desconocido que tenía un contenido confuso para mi mente.
"Hola,
pasaré a buscarte a tu casa a las ocho de la noche, según lo que quedamos. Te
quiero"
Me
extraña mucho el mensaje no recuerdo haber quedado con nadie para vernos por la
noche. Pienso un rato en quien podría ser la persona del mensaje sin remitente
y no llegó a ninguna conclusión.
A lo
largo de mi existencia siempre he olvidado cosas. Ciertamente, no tengo memoria
de elefante, se me olvidan cosas como, nombres de personas, nombres de calles
que transito normalmente, no me sé ningún número de teléfono de familiares,
amigos o conocidos, incluso no me sé mi propio número de celular.
Recuerdo
en el colegio siempre haber tenido problemas con los cursos que implicaban
memorización. Curso de biología del tercer año de secundaria, me hice famoso y
conocido con el profesor quien me apodo "plajerin" (procedente de la
palabra plagio, dícese de la persona que utiliza "recordatorios" en
los exámenes, el que copia y utiliza artimañas para responder las preguntas
escritas) debido a que por mi problema de memoria de alguna manera tenía que
intentar aprobar. No saben la cantidad de veces que me encontraron con estas
ayudas memoria. En fin, esos exámenes del curso de biología forman parte de
otra historia que no contaré en estas líneas.
¡Toc,
toc! ¡toc, toc! ¡toc, toc!
Suena la
puerta de mi departamento. Veo mi reloj, era exactamente las ocho de la noche.
Me viene a la mente inmediatamente el mensaje de texto de la mañana, que para
"variar" lo había olvidado. Camino hacia la puerta un poco intrigado
esperando descubrir de una buena vez a la persona oculta en la oscuridad de mi
memoria.
- ¿Como?
aún no te has cambiado. Acaso estas esperando un invitación para salir con tus
amigos.
Acabo de
ver pasar el umbral de mi puerta a una mujer de aproximadamente veintidós o
veintitrés años, de rostro atractivamente redondo, ojos levemente achinados,
nariz pequeña, labios curiosos, cabello oscuramente largo y contextura escuálida.
Al verla despierta en mí esa sensación de atracción que me provocan el tipo de
mujeres que consideró inalcanzables por su tipo de belleza.
Stop un
momento por favor. Yo no conozco a esta mujer. ¿Qué está pasando? Al parecer
ella si me conoce. Me ha llamado por mi nombre. ¿Quién es esta hermosa mujer?
¿Acaso será alguna broma de algún amigo? Sí, eso es, seguramente es una broma.
He
decidido seguir con el juego hasta llegar al fondo del asunto, hasta descubrir
el causante de intentar confundir a mi mente y seguramente al final me reiré
por broma tan burda.
Llegamos
a un bar, ella me ha tomado de la mano en todo momento, sigo sin entender
absolutamente nada. Reconozco algunas personas e intento descubrir al causante
de toda la trama. Suena una canción de fondo:
"ella despidió a su amor
el partió en un barco
en el muelle de san blás
el juró que volvería
y empapada en llanto ella juró
que esperaría..."
Escucho un grito de emoción y mi brazo siente un estirón que me jala
al centro del lugar. Siento sus brazos rodearme, siento su cuerpo completamente
pegado al mío y escucho susurrar a mi oído, “recuerdas cuando me dedicaste esa
canción”, finalmente siento sus labios junto a los míos. Dios mío, yo no
conozco a esta mujer pero me está gustando. Creo que esto ya se ha salido
de control, mataré al causante de todo este lio o tal vez no...
Termina la canción, escucho risas y una mujer que mira a mi
acompañante le dice: "Gabriela mira lo que han publicado", mostrándole
un celular con una algarabía evidente. Ella me mira y con una sonrisa
coqueta me dice "dame un momento, no te vayas a perder, ahora
vuelvo".
¡Gabriela! ese es su nombre, que bonito suena. No puedo
pensar en otro nombre más perfecto para ella. ¡Gabriela! ¿Acaso eres un sueño? ¡Gabriela! siento que me estoy enamorando sin
conocerte. ¡Gabriela! ¡Gabriela! ...¡Gabriela!
(...)
Despierto con una sonrisa pensando que he tenido el sueño
más hermoso en mi vida. Espero que exista para algún día conocerla - me
digo a mi mismo. Siento un brazo por encima de mi pecho, abro inmediatamente
los ojos extrañado y la veo a ella, ha cambiado sigue siendo hermosa pero se ve
un poco más madura. Suena mi celular, me levantado de la cama asustado, sin
entender contesto, era mi jefe por un tema del trabajo. Veo el espejo, me miro espantado,
soy yo pero con canas, tengo unos 45 años. ¿Qué demonios pasa?
Ella se despierta, me mira con una cara furiosa y me dice:
- Tú y tu trabajo, siempre nos has tenido abandonados a tus hijos y a mí
por tu bendito trabajo...
Tanto fue el impacto de sus palabras que me perdí en mis pensamiento,
miraba sus labios moverse pero solo escuchaba murmullos, ella me veía
con una mirada penetrante, y yo tenía la mirada perdida, sin entender que
pasaba.
(...)
Despierto asustado, escucho
el celular, era un mensaje de un número desconocido que tenía
un contenido confuso para mi mente.
"Hola, pasaré a buscarte a tu casa a las ocho de la noche, según lo que quedamos. Te quiero"