
Existen distintos momentos en nuestras vidas que son sorprendentes y siempre nos deja una marca por siempre. Cada uno de nosotros pasamos por circunstancias especiales, que pueden ser tristes en algunos momentos o alegres en otros, los cuales nos deja un sabor amargo o dulce dependiendo de la circunstancia.
Eran las once de la noche y como siempre me encontraba trabajando frente a mi laptop. En el momento que me encontraba más concentrado recibo una llamada de un número desconocido:
- ¡Alo!
- Hola Anthony, ¿como estas?
- ¿Bien? – confundido, tratando de reconocer la voz del interlocutor - disculpa pero ¿Quién habla?
- Acaso ya no te acuerdas de mi – note una voz llorosa pero inmediatamente me di cuenta de quién era.
- ¡Hola que tal! ¿como estas?, hace tiempo que no sé nada de ti – le respondí.
En esos momentos se me vino a la mente la última vez que la había visto. Era una discusión donde ambos nos habíamos herido, empapados bajo la lluvia discutiendo con furia…
- Es que tú no entiendes lo que siento y lo que pienso. Sabes que nunca te voy a perdonar por abandonarme. Por eso estoy con él. Él me brinda protección, compañía y sobre todo seguridad. Yo necesito alguien que esté junto a mi pero tú no entiendes lo significa eso, tú no entiendes que significa una relación en pareja. Como hombre eres el peor de todos, él vale mucho más que tú. Él por lo mínimo está enamorado d mí, en comparación contigo tu eres un bastardo egoísta.
- ¡Espera, espera!... yo nunca te he abandonado, el problema es que tu nunca comprendiste mis sueños y ello implicaba estar lejos de ti. Realmente lo tuyo no es amor, lo tuyo es obsesión. Dices que amas, pero ¿que es lo que haces?... Yo mismo te respondo, esperas al primer patan que se te acerca y te abres de piernas. Realmente no entiendo que es lo que me reclamas…
(…)
- Pues nada, quería conversar con alguien y me acorde de ti. Solo quería preguntarte como estas – me responde ella con suma tristeza.
- Supongo que bien, trabajando – respondo con algo de desgano por el hecho que estaba ocupado- pero no me respondiste ¿cómo has estado?.
- Bien – lo dice tan decaídamente que notoriamente no era cierto – bueno si hay algo… Estoy embarazada – comienza a reír con desgano, como si fuera lo más normal del mundo.
- ¿Qué? ¿Estás hablando en serio? – le respondo con gran sorpresa.
- Y porque tendría que mentirte, estoy embarazada de tres meses.
Ellos eran una pareja simpática, el cual se estaban aprendiendo amar. Tenían planes de matrimonio. La pedida de mano ya estaba hecha, sus familias habían aceptado la relación y los habían bendecido.
La noticia del embarazo les había caído como un balde de agua fría para ambos. Lo peor de todo es que el momento que ella le cuenta que el doctor le comentó que tenia riesgo de perder al niño, él alentó a que era mejor abortar por el hecho de que no estaba preparado para ser padre y por todos los planes que se habían trazado pues tendrían que abandonar todo y dedicarse a un hijo el cual no era deseado.
Ella lo miró como preguntándose quién era el que estaba frente a sus ojos, no era ni una pizca de la persona que estaba enamorada, todas las virtudes que admiraba de él se habían venido abajo en ese momento y lo único que quería hacer era escapar ir a cualquier lugar, a cualquier sitio y olvidar todo lo que estaba pasando.
- Es un maricón lo odio con todo mi ser – me dice llorando – pero el muy hijo de puta ya se cago, voy a tener a mi hijo no lo necesito.
- Tranquilízate vas a ver que todo va a salir bien, ahora solo preocúpate por tener un buen embarazo. Míralo por el lado bueno, vas a poder estar embarazada y nadie lo va a notar – Haciendo alusión por su sobrepeso, que realmente no es mucho.
- ¡Basura! – riéndose y con un cambio de humor notorio – siempre me hiciste reír espero que nunca cambies.
Después de un rato nos despedimos, ella con su preocupación pero con una sonrisa robada y yo… pues seguí en lo mío, nuevamente con mi laptop, nuevamente en mi trabajo.